MTA
El MTA fue fundado por Enrique de Ossó i Cervelló, sacerdote, catequista y maestro de oración. Nació en Vinebre, un pequeño pueblo de la provincia de Tarragona, el 16 de octubre de 1840, y murió en el Convento Franciscano de Sancti Spiritus, en la provincia de Valencia, el 27 de enero de 1896. Fue canonizado el 16 de junio de 1993, en Madrid, durante la visita de S. Juan Pablo II a España.
Enrique de Ossó fue un hombre de su tiempo, afectado por los acontecimientos que se desarrollaban en la España del siglo XIX, en la que la sociedad experimentaba un profundo cambio: surgía la Institución Libre de Enseñanza, el Movimiento Obrero, los partidos políticos y un ateísmo generalizado que introducía gérmenes de secularización social... Ante ello, Enrique de Ossó no actuó como mero espectador sino que, decidido a trabajar por el Reino, crea la Archicofradía Teresiana en 1873, un grupo de mujeres jóvenes con el deseo de vivir un cristianismo verdadero. Ellas entendieron la sensibilidad y empeño de Enrique de Ossó en cristianizar las estructuras en una sociedad que daba la espalda a Dios. Su lema "Sed cristianas de veras en el propio ambiente".
Tras la Archicofradía, Enrique de Ossó fundó otras asociaciones: La Hermandad Josefina, el Rebañito del Niño Jesús y la Compañía de Santa Teresa de Jesús.
El MTA, como evolución de la Archicofradía nació en 1977, fecha en la que la Asociación crea sus primeros Estatutos, aprobados el 12 de julio de ese mismo año por el Pontificium Consilium pro Laicis.
En 1984 se celebra la primera Asamblea Nacional en Ávila. Las asambleas marcan los objetivos y el caminar del Movimiento. En ellas se aprueban documentos fundamentales como el Plan de Formación de Comunidades en 1996. Hasta 2012 se repiten cada 4 años.
El M.T.A. fue inscrito en el Ministerio de Justicia de España el 1 de diciembre de 1989.
Tras un proceso de 3 años de trabajo y consulta a todos los MTA del mundo, se renuevan los estatutos, con el nombre de Movimiento Teresiano Apostólico M.T.A., aprobados por el Pontificio Consejo para los Laicos el 25 de marzo de 2010. Se presentan en el primer Encuentro Intercontinental en Tortosa en agosto del mismo año.
El MTA, como movimiento de laicos/as en la Iglesia, contribuye, a modo de fermento, en la construcción del Reino (Cfr. C.L. 15, LG 31).
Sus miembros se comprometen a seguir un camino de oración, formación y compromiso apostólico, animados/as por la vida y la palabra de Teresa de Jesús y de Enrique de Ossó. Por su manera de vivir en la familia, el trabajo y la diversión, consagran el mundo a Dios (L.G. 34).
Es distintivo fundamental del Movimiento conocer y amar a Jesús y hacerle conocer y amar viviendo el compromiso cristiano siendo apóstoles en el propio ambiente .
El MTA forma parte de la Familia Teresiana de Enrique de Ossó. "Formamos la Familia Teresiana: hermanas de la Compañía de Santa Teresa de Jesús, laicos y sacerdotes que compartimos el carisma y la espiritualidad apostólica de San Enrique de Ossó" (Directorio STJ art 3).
La Espiritualidad o el Carisma del Movimiento, es decir, el modo de situarnos ante la vida es: Cristocéntrica, Mariana, Eclesial y Teresiana.
En el marco de la Evangelización, la propuesta teresiana de Enrique de Ossó aspira a conseguir una persona y una comunidad marcadas por la solidaridad-fraternidad, que nace de la experiencia profunda de Dios al estilo de Teresa de Jesús.
El rasgo más peculiar de nuestro carisma está en el esfuerzo por hacer realidad el humanismo de la comunión que ofrece a la persona el rostro del Dios-Amor. Este carisma lo configuran, fundamentalmente, tres aspectos recogidos en el Plan de Formación para Comunidades:
INTERIORIDAD
"Conocer y amar a Jesús..."
La oración es el camino más eficaz para conocer a Jesús, por ello necesitamos espacios de silencio para la oración individual y grupal. Jesús es el centro de nuestra oración y ésta nos permite entrar en nuestra interioridad y avanzar en el propio conocimiento.
La interioridad supone mirar a Jesús que se nos revela en la Palabra, mirar al otro, mirar la vida... y extraer el significado más profundo.
SOLIDARIDAD
"Hacerlo conocer y amar..."
La oración nos lleva a la solidaridad porque ésta es la forma profunda de vivir la relación entre personas, pueblos y continentes. En Jesús, también nosotros somos enviados a anunciar el Evangelio, la Buena Noticia, a nuestros hermanos. Y somos enviados a hacerlo como Jesús: AMANDO. Amando en un mundo que es injusto, desigual y materialista pero que pretende ser solidario y busca lo trascendente.
COMUNIDAD
No recorremos solos nuestro camino, sino en una comunidad; compartiendo mucho de lo que somos, hacemos y tenemos. La comunidad constituye un espacio en el que se contrasta la vida según el Evangelio, de formación y de compromiso. Compartimos lo cotidiano, la Fe, los bienes... en definitiva, la VIDA. Por ello, nuestras comunidades tienen espacio de oración, revisión, formación y convivencia. Asimismo, la comunidad es un espacio donde se comparten los Proyectos individuales y donde se elabora el Proyecto Comunitario según necesidades y deseos.
Por último, las comunidades están asesoradas, acompañadas y guiadas por la Asesora, una religiosa de la Compañía de Santa Teresa de Jesús.
El apostolado es la forma como cada uno de los miembros vive el ser cristiano en su propio ambiente: en las estructuras familiares, profesionales, sociales y políticas; en servicios al propio Movimiento: desde lugares de responsabilidad, servicio a la catequesis y comunidades, siendo monitor de tiempo libre; al servicio en las realidades necesitadas ya sean del llamado primer mundo que se descristianiza por el materialismo e individualismo, el Tercero o Cuarto mundo (esa pobreza que genera la riqueza del Primer mundo); y/o al servicio de la Iglesia Diocesana que es la participación de miembros del MTA en las Parroquias y/o Diócesis.